Sentado en un avión a más de 850 kilómetros por hora camino
de Singapur donde haremos la segunda parada de un viaje eterno que nos llevará
finalmente a Melbourne, no me puedo quitar de la cabeza que en esa parrilla del
domingo en Albert Park no estará el mejor piloto.
Le llevo dando vueltas a los accidentes que lamentablemente
me he ‘encontrado’ a lo largo de estos siete años en los circuitos. Me han
marcado mucho por diferentes razones, pero me hacen ver y asegurar que todos, desde el piloto que viaja a bordo del mejor coche hasta el que va último
en el peor, se juegan la vida en cada centímetro de asfalto de cualquiera de
los veinte circuitos que componen el Mundial de Fórmula 1.
El pasado domingo 22 de febrero a las 8:40 de la mañana
estaba esperando junto a mis compañeros Oscar y Lucía delante del ‘hospitality
del equipo McLaren para grabar el paseo de Fernando Alonso hacia el box antes
de subirse a su monoplaza en esa última jornada de la segunda semana de test.
Tardaba más de la cuenta en salir, pero nosotros seguíamos esperando hasta que
nos informan que Fernando saldrá más tarde, más o menos sobre las 10:30 de la
mañana se subirá al coche.
Pues nada, nos vamos al pit lane, grabo algunas imágenes y
me vuelvo a buscar la salida del piloto español. Más o menos a las 10:40, justo
después de hacerse una foto con Joan Laporta, ex presidente del Barça, sale
Fernando dirección a su garaje. Se hace fotos con la mayoría de aficionados que
le estaban esperando y antes de entrar saluda a la gente que le saludaba desde
el piso de arriba.
Me voy corriendo al ‘pit lane’ para grabar al McLaren. Cojo
imágenes de la salida y a la entrada hago varios planos detalle de unas
parrillas que llevaba justo detrás de las ruedas delanteras. Acto seguido, y
dado que el equipo inglés daba pocas vueltas, nos vamos a grabarlo por
distintas curvas del trazado catalán. Ese día era curioso porque no era fácil
grabar debido al fuerte viento, y en muchos planos se me movía la cámara.
Típico día de mucho viento, mal día para un cámara.
Después de tener los suficientes planos como para hacer una
pieza, volvemos al ‘paddock’. Antes de seguir con el trabajo decidimos tomarnos
un café en el ‘hospitality’ de Toro Rosso. Recuerdo estar hablando con Tabatha
Valls, una de las responsables de comunicación del equipo italiano, cuando mi
compañero Óscar del Castillo me dice que ha habido bandera roja y que es
Fernando.
Salgo corriendo, olvidándome el café y el móvil, llego al
garaje de McLaren y me comentan que la bandera roja ha sido debido a una salida
de pista y que Fernando ha tenido un accidente. Visto el panorama nos vamos al
centro médico a esperar la llegada del piloto asturiano. Tarda en llegar, antes
que él llegan José Luis, su padre y Luis, su manager. A los pocos minutos
aparece la ambulancia. Tras pasar media hora o algo más, se prepara el
helicóptero que le trasladará al Hospital General de Barcelona. Salen de nuevo
su padre, Luis y Fabricio, su físio, que se van camino del hospital. Al poco rato
se va el helicóptero. Os podéis imaginar esos momentos vividos. Mucha tensión,
especulaciones, imágenes que enseña un fotógrafo, declaraciones del jefe de
prensa de la FIA, y el piloto camino de un hospital sin nosotros saber que le
pasa.
En ese momento para mi se acaban los test, solo piensas en
esa persona, a la que conoces, a la que le tienes un cariño especial, mucho mas
cariño que al resto porque has vivido muy buenos momentos a su lado. Solo
esperas que lleguen buenas noticias, ¡qué se sepa algo de una vez!!
La Fórmula 1 no es un deporte normal, es un mundo en el que
predominan muchos intereses, al que rodean muchos misterios y debido a eso se
generan muchísimas especulaciones. Quizás nunca sabremos que pasó en realidad,
si fue Fernando, el coche, el viento, pero lo que si tengo claro es que todo
esto se acabará el próximo 29 de Marzo cuando esa persona a la que uno le tiene
tanto cariño, ese cariño especial, vuelva a formar parte de la parrilla junto
al resto de esos superhéroes del
asfalto.
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