jueves, 30 de abril de 2015

DE JUNIOR A MATADOR 55


Hace unos días tuve la oportunidad de ver el programa ‘Informe Robinson’ sobre Carlos Sainz Jr. Todos sabemos que en los pequeños detalles, se reconoce a los hombres con talento. Todavía recuerdo las imágenes del pequeño Carlos haciendo ‘trompos’ con un coche de juguete eléctrico.
Algunas personas tienen ese brillo, ese algo especial que les diferencia del resto; y por todo ello, Carlos se encuentra entre los veinte pilotos que componen la parrilla de la Fórmula 1.
La primera vez que le vi fue en el 2010 en Valencia durante unos test de pretemporada. Venía, junto a su padre, a ver los primeros pasos de Fernando Alonso a los mandos de un Ferrari. Nos encontramos con ellos en una de las curvas del trazado de Cheste. Yo estaba junto a Nira grabando los pasos por curva de los distintos monoplazas y allí aparecieron ellos.
Se acercaron a saludarnos, primero Carlos padre y después un chico de unos 15 años muy educado y algo tímido, pero que parecía muy seguro de sí mismo; sobre todo cuando observaba al lado de su padre como circulaban los Fórmula 1 por el ‘viejo’ trazado de Cheste. Todavía recuerdo esa mirada, sus ojos transmitían una enorme ilusión. Cada vez que pasaba el coche rojo de Fernando por nuestra curva, él le comentaba algo al oído a su progenitor.
Quizás lo que le decía era que algún día estaría sobre la pista subido a uno de esos coches que dan vueltas por los circuitos del mundo, siendo observados por millones de espectadores.
Carlos Jr, probablemente, en algunas situaciones lo ha tenido más fácil que otros, pero también en otras lo ha tenido más difícil. No es fácil dedicarte al automovilismo siendo el hijo de uno de los pioneros y más grandes de la historia del motor en España y en el mundo. De todos modos, este debate está desgastado y lo mejor es que dejemos que la historia siga su camino.
Lo que sí puedo asegurar es que para él, llegar a la Fórmula 1 no ha sido nada sencillo. Ha pasado momentos duros, situaciones difíciles, incertidumbre. Eso es lo peor para un piloto, la incertidumbre.
Estoy convencido que en la mente de Carlos se repetía: ¿Y ahora qué?. Me han pedido ganar las World Series y las he ganado, y eso que ningún piloto de Red Bull las había ganado antes, y aun así… ¡¡Fichan a  Max Verstappen!!.
Pero el destino es caprichoso. Aquel piloto al que iba a ver a Cheste y que vestía de rojo decidió que su ciclo en la escudería italiana había terminado, y como una pequeña carambola de las que se dan en una mesa de billar (Alonso-McLaren; Vettel-Ferrari; Kvyat-Red Bull) casi ya sonando la bocina, Carlos encontró su hueco, su momento.

Cada vez que lo veo pasear por el ‘paddock’ con su mono de Toro Rosso, me acuerdo de aquel momento vivido en Cheste, de aquel niño de mirada ilusionante que le decía cosas al oído a su padre. Nunca sabremos lo que le decía, pero probablemente la primera parte de ese secreto ya se ha cumplido. Es el momento de disfrutar completamente de ese sueño.

miércoles, 1 de abril de 2015

MI ABUELO TAMBIÉN PREGUNTA

Antes de cada viaje para cubrir la F1, tengo la buena costumbre de llamar a mi abuelo que vive en Oviedo. Alguna vez se me adelanta y es él el que toma la iniciativa, pero este año también solemos hablar tras los Grandes Premios y analizar lo que ha ocurrido.

Las últimas temporadas me las he pasado intentando explicarle por qué Fernando Alonso no ganaba con Ferrari y hoy, me ha llevado un buen rato intentar aclararle la razón por la que el piloto asturiano abandonó una escudería que ahora gana carreras con Vettel.

"Alvarito, ¿Por qué se fue? ¿Cuándo empezará a correr el McLaren?". Sin duda, éstas dos preguntas que se hace mi abuelo, son las que se formulan también la mayoría de seguidores de la Fórmula 1. Como él mismo dice: “Tengo que saber qué pasa ahí porque mi nieto trabaja siguiendo a Fernando Alonso por el mundo”.

En mi opinión, el ciclo de Alonso en Ferrari ya se había terminado. Él es un ganador y probablemente necesitaba una nueva motivación, un equipo que le hiciera volver a creer y que le llevara por el camino del mundial con ideas novedosas, y ese equipo no es otro que McLaren-Honda.

No podemos pensar a las primeras de cambio que nuestro representante español se ha equivocado, que ya no volverá a ganar y que ahora que él se ha ido de Ferrari, la escudería italiana ganará el mundial.

Vamos a ser realistas. Obviamente Ferrari ha mejorado y está un paso por delante respecto al año pasado, pero lo normal, y lo más probable, es que no gane el Mundial.

¿Os gustaría ver a Fernando tercero al acabar la temporada?. Probablemente este año no sea un buen año, pero está hipotecado hasta que llegue la próxima temporada e intentar asaltar el trono del equipo alemán.

Otra cosa que también me llama poderosamente la atención es la capacidad que tienen algunas personas para hablar sin tener demasiado conocimiento. Pero eso quizás, sea el deporte nacional.

Gracias a todos estos años cubriendo la Fórmula 1, he conseguido entablar muy buena amistad con gente que trabaja en el equipo Ferrari. A todos ellos, los tengo muchísimo cariño y me alegro enormemente cuando ganan. Sé que ahora están encantados, pero también lo estaban el año pasado y los cuatro anteriores con Fernando, así que creo que todos debemos hacer un esfuerzo por no decir cosas sin sentido porque realmente, no hay razones para ello.

Volviendo a la conversación con mi abuelo, el otro día le pregunté: "¿Qué te han parecido los otros dos pilotos españoles?". Él con voz seria me dijo: "Bueno, no están mal, pero aquí no gana ninguno...".

Si os digo la verdad, todavía sigo dándole vueltas a esta reflexión. Lo que tengo claro es que tenemos otros dos tíos que se juegan la vida en cada carrera, que están ahí por méritos propios y que son realmente buenos pilotando.
Carlos Sainz estuvo realmente espectacular. Hay que destacar que salió el quince, que aguantó las embestidas de un coche de su ‘Hermano Mayor’ y que llegó a meta octavo con los neumáticos al límite después de hacer solo dos paradas.

Y Roberto Merhi, ¡qué decir de él!. Se sube a un coche con el que nunca había rodado, lleno de problemas, con unos frenos que parecían un freno de mano, que cada curva que pasaba era más difícil que la anterior, aguantando las dichosas banderas azules que le iban enseñando continuamente por la poca potencia y escasa aerodinámica de su Manor, pero superándose así mismo y al trabajo que le pidió el equipo, llegó a meta.

"¡Abuelo, tenemos tres pilotos que son unos fenómenos!". Llevamos solo dos carreras, tiempo al tiempo. Volveremos a hablar de esto, porque por suerte, todavía quedan ¡17 carreras!.